Dra. Monereo: «La obesidad puede llevar a sufrir un deterioro cognitivo y acabar en una demencia»
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La doctora Susana Monereo, jefe del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Ruber Internacional y secretaria de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), nos detalla en esta entrevista de OKSALUD, cuáles son los factores que han producido un aumento del sobrepeso y obesidad en los últimos años. En la actualidad, alrededor del 22% de la población española (una de cada cinco personas) tiene obesidad; y el 31,6% presenta sobrepeso. Son cifras que se han multiplicado por dos en las últimas décadas.
El sobrepeso y la obesidad representan uno de los mayores problemas mundiales y con cifras preocupantes. Se prevé un crecimiento exponencial, según el World Obesity Atlas 2023, de forma que pasaremos de un 38% de personas con exceso de peso en 2020 a un 51% en 2035, y de ellas el 37% serán personas con obesidad, con un incremento anual del 1,9%
Pregunta.- Doctora, en los últimos años hemos visto un incremento alarmante de personas con sobrepeso y obesidad. ¿Debería figurar en las principales agendas de los responsables sanitarios?
Respuesta.- Sin duda, el exceso de peso representa en la actualidad el mayor reto de salud pública al que se enfrentan los responsables sanitarios, ya que se asocia a más de 200 enfermedades, entre las que se encuentran la diabetes, la hipertensión arterial, la enfermedad cardiovascular, o el cáncer, entre otras muchas. Su elevada prevalencia y previsiones de crecimiento hará que si no se lleva a cabo políticas activas de prevención y de tratamiento (AMBAS) de las personas con obesidad, el crecimiento de estas otras patologías lo hará en consonancia, lo que se convertirá a la sociedad en una población enferma y polimedicada, con el consiguiente gasto sanitario absolutamente insostenible e impagable.
P.-¿Por qué la obesidad se asocia cada vez más a diferentes patologías, muchas de ellas muy serias y recientemente, incluso, a un deterioro cognitivo y probablemente a demencia?
R.- La obesidad es como un iceberg que la parte que se ve es mucho menor que la que no se ve. Detrás de esos kilos de más que generalmente se asocian con un problema estético, hay una gran alteración del tejido graso con infiltración directa de muchos órganos como el hígado, los músculos o el riñón, (imaginarse las vetas de grasa del jamon ), producción de muchas sustancias tóxicas e inflamatorias (adipocitokinas inflamatorias) que deterioran el funcionamiento de prácticamente todos los órganos entre otros del cerebro. Si a este estado inflamatorio sumamos que la obesidad deteriora el sistema vascular y reduce el riego sanguíneo, tenemos muchas razones para sufrir un deterioro cognitivo que puede acabar en demencia.
Es decir, la obesidad es una enfermedad crónica invalidante que limita la movilidad por la sobrecarga de las articulaciones o el funcionamiento del pulmón, cuando nos cuesta respirar, o que dañe al corazón, provocando una insuficiencia cardiaca, que aumente el reflujo gastro esofágico, la incontinencia urinaria, la alteración de la fertilidad o la estigmatización de la persona que la hará sufrir. No hay órgano ni parte del cuerpo que no sufra sus consecuencias.
P.-La alimentación saludable y el ejercicio son una parte importante del tratamiento de la obesidad, pero hay que valorar otros muchos aspectos y por ello acudir únicamente al especialista, ¿qué opina?
R.-La alimentación saludable, el ejercicio físico son los pilares de balance energético que ayudan a mantener el peso. Evidentemente, cualquier alteración de este equilibrio (comer más y/o moverse menos) favorecerá que el peso aumente, pero hoy sabemos que influyen otros muchos factores, algunos que afectan directamente a la ecuación, pero otros no. La falta de sueño o sueño de mala calidad, el horario de las comidas (cronodisrrupcion), la ansiedad, el estrés, algunos fármacos, tóxicos ambientales conocidos como disruptores endocrinos, el aumento de temperatura medioambiental, cambios en la microbiota intestinal o influencias socioculturales, pueden favorecer que aparezca la obesidad. Un diagnóstico adecuado, así como un fenotipado especifico, nos hará poner tratamientos específicos personalizados, y por ello recurrir a un experto es fundamental.
P.- A pesar de la dieta mediterránea o atlántica, ¿cree que sabemos comer?
R.-Podemos comer de todo de forma ordenada y en cantidades adecuadas. La base de la alimentación debe ser productos de origen vegetal (cereales, verduras, frutas, legumbres) al que añadiremos proteínas de alto valor biológico y carbohidratos complejos, preferentemente integrales y lácteos mejor desnatados. Me gusta mucho el concepto del plato de Harvard: la mitad del plato vegetal, ¼ proteinas (carne, pescado, huevos, aves), y otro ¼, carbohidratos.
Realmente debemos limitar azúcares, alimentos procesados como bollería industrial, bebidas dulces, etc, y alimentos ricos en grasas animales y, claramente, el alcohol.
P.- Hay un dato demoledor cuando se trata de bajar de peso. Entre el 80% y 95% de las personas que sólo hacen dieta para bajar de peso, termina recuperando el peso inicial. ¿A qué se debe?
R.- El peso corporal tiene una regulación muy estrecha claramente diseñada para mantenerlo. Es capaz de aumentar todo lo que queramos sin que los mecanismos de control se alteren, pero en cuanto el peso baja, es como si se encendiera una alarma y estos se ponen en marcha con intención de recuperarlo lo antes posible. No sólo ocurre con la dieta sino que pasa con cualquier tipo de tratamiento. La bajada de peso hace que las hormonas del hambre suban, bajen las de la saciedad y baje el gasto de energía de forma que el peso se recupere. Por eso insistimos siempre en que cualquier tratamiento empezando por la dieta, el ejercicio o, incluso, los farmacos, se mantengan a largo plazo , por no decir que para toda la vida. Hoy con la aparición de nuevos farmacos estamos viendo un cambio muy importante y las personas que han seguido un tratamiento son capaces de mantener el peso a largo plazo.
P.- En los últimos años, estamos viendo un incremento espectacular de tratamientos para adelgazar, incluso se proponen algunos que se utilizan para otras patologías como la diabetes. ¿Habría que tomar con mayor calma estos avances y asegurar que los fármacos sean más seguros y eficaces?
R.- En efecto, con la aparición en el mercado de unos fármacos llamados incretinas de alta potencia, se ha producido un cambio espectacular en el tratamiento de la obesidad como enfermedad, porque conseguimos atacar y controlar su principal síntoma que es el HAMBRE. Con hambre o con hambres (ansiedad, recompensa, hedonismo emocional) alteradas no se puede perder peso. Estos fármacos que se utilizaron inicialmente en diabetes, ya tienen todos los estudios de eficacia y seguridad hechos para la obesidad y el que estén disponibles con esa indicación es un tema regulatorio de cada país. Las agencias Europea (EMA) y Americana (FDA) del medicamento ya lo tienen aprobado. Por tanto, es un tema regulatorio, no de indicación o mala praxis. Evidentemente, siempre deben ser utilizados bajo prescripción y supervisión médica y bajo ningún concepto comprarlo en mercado negro, por internet o mercados ilegales, ya que pueden estar modificados y ser peligrosos.
P.- El abordaje de técnicas endoscópicas, y en los casos más extremos en los que no se logran cambios con medicamentos y dieta, ¿se puede recurrir a la cirugía?
R.- Sin dudarlo. La cirugía bariátrica es hoy en día una herramienta terapéutica muy potente y segura en las manos de cirujanos expertos y con un equipo medico adecuado. Se consiguen perdidas de peso muy importantes y que utilizamos en pacientes con un exceso de peso muy alto. Se consigue perder entre el 50-60 % del peso y ha demostrado ser eficaz no sólo en la bajada de peso sino también en el control de muchas comorbilidades asociadas la obesidad, como la diabetes, el SAOS y hasta el cáncer.
No obstante, la irrupción en el arsenal terapéutico de estos nuevos fármacos, algunos todavía en investigación, con una eficacia enorme para perder peso, va a cambiar la evolución de la enfermedad y es posible que muchos pacientes no tengan necesidad de llegar a la cirugía
P.- Un problema que la he oído comentar es que hay alimentos en todas partes fáciles de conseguir; baratos, muy calóricos, y también, por otra parte, que se ha alterado la forma de vivir, donde moverse cuesta esfuerzo. ¿Qué podemos hacer para combatir este modelo de vida?
R.- Reeducarnos como población y descentrar nuestra vida de la comida, buscando otras formas de divertirnos, de socializar, etc. Vivimos alrededor de la comida, al igual que hacían nuestros predecesores cuando no había alimentos disponibles, asequibles y fáciles de conseguir. Imagino que dentro de muchos años se producirán cambios genéticos que nos ayuden a sobrevivir a la abundancia. Hoy somos una generación totalmente desadaptada al medio en el que vivimos sin apenas recursos para defendernos de la abundancia, la sobrealimentación y la inactividad ligada a la tecnología.
Ser consciente, del problema y controlar en lo posible la alimentación, hacer más ejercicio e incluirlo en la rutina de vida diaria es básico, pero por supuesto con ayuda profesional. Es muy importante la prevención. El embarazo es el momento mejor para empezar, evitar la obesidad durante la gestación en ambos progenitores, aunque principalmente la madre, ayuda mucho a que el niño nazca con genética menos favorable para ganar peso. La infancia es otro momento crucial para educar y establecer nuevos principios que enseñen al niño a defenderse del exceso alimentario, la publicidad de alimentos procesados, etc. Hoy las normas de alimentación en la que los adultos fuimos educados ya no sirven. Hay que enseñar a comer mucho menos y a elegir muy bien lo que comemos. Exactamente igual hay que hacer con la actividad física.
Al igual que los antibióticos, estos nuevos fármacos antiobesidad bien utilizados cambiaran el panorama sanitario relacionado con esta enfermedad.
P.- Doctora, ¿un último consejo para aquellas personas que desean bajar de peso con garantías y seguridad para su salud?
R.-Ser conscientes de que lo que tienen es una enfermedad, buscar ayuda profesional adecuada y pensar que sólo un cambio de rumbo de sus habitos de vida conseguirá que pueda bajar de peso y mantenerlo en el tiempo. No hay milagros y no los va ha haber en este campo.